Se las conoce como adicciones conductuales. No
hay una sustancia concreta a la que engancharse, como ocurre con las drogas,
pero sí se produce en la persona una dependencia similar a las
provocada por la ingesta de estupefacientes. La adicción conductual se ha hecho
más visible en una sociedad rendida al uso de las nuevas tecnologías,
donde laadicción al juego ha encontrado un nuevo filón. El ordenador o
los teléfonos inteligentes son la herramienta, como lo es la
jeringuilla para el adicto a la heroína o el bar para el alcohólico. Así que el
origen del problema de estas adicciones modernas provocadas por las nuevas
tecnologías no está en esos aparatos que nos hacen la vida más fácil, sino en
el contenido que corre por ellos o las infinitas posibilidades que nos ofrece
la red. Así lo afirma Ignacio Busarte, psiquiatra y miembro de la junta
directiva de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD)
La adicción conductual es la percha elegida para los debates
y ponencias del I Congreso Mundial de la World Association of Dual, que bajo el
paraguas de la SEPD se celebra estos días en Madrid. Y el juego patológico
cobra en estas jornadas un protagonismo especial. ¿Por qué? Responde Ignacio
Busarte: “El juego patológico está incluido en la clasificación de adicciones
por las evidencias neurocientíficas que permiten equipararlo a la adicción de
cualquier sustancia. Y esa adicción es entre dos y cuatro veces más frecuente
entre jóvenes de edades comprendidas entre los doce y diecisiete años que en
adultos”. Otra advertencia lanzada por Busarte: “Entre el diez y el catorce por
ciento de esos adolescentes corren el riesgo de desarrollar una adicción al
juego en la vida adulta”.
Los expertos han constatado que para padecer una adicción de
este tipo –aquí se incluyen además del juego patológico, las compras
compulsivas, la dependencia de internet o el consumo de pornografía– debe
producirse lo que los expertos denominan “patología dual”. O lo que es lo
mismo, “este tipo de adicción va ligada en la mayoría de casos a otros
trastornos mentales”, asegura Ignacio Busarte. Ansiedad, hiperactividad,
comportamientos obsesivos y convulsivos, déficit de atención... Son algunos de
los trastornos previos que favorecen la adicción conductual. Así que para
combatir el problema, añade este psiquiatra miembro de la SEPD, “hay que
trabajar más en la prevención, en detectar a tiempo esos trastornos en
adolescentes para tratarlos antes de que sea demasiado tarde”. Si esa
dependencia está relacionada con el uso del ordenador o el teléfono, retirar
esos aparatos no es la solución. Pero no hay metadona que supla la dependencia
a las nuevas tecnologías –como en los casos de drogadicción–, así que la
batalla debe centrarse en el diagnóstico precoz o control de los contenidos de
la red que consume esa persona con riesgo.
En lo referido a la adicción a internet (otro tema tratado
en estas jornadas) , el problema no son las horas de uso de esas tecnologías.
“Lo determinante es el grado de interferencia que el tiempo dedicado a ellas
causa en la vida cotidiana”, indica Enrique Echeburúa, catedrático de
Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco.
Hay una lista de alertas que avisan cuando el uso de
internet pasa a convertirse en adicción. La persona que padece ese problema
suele autoengañarse y miente cuando se le pregunta cuántas horas ha estado
conectado. Los expertos aconsejan actuar cuando el uso de esas tecnologías roba
horas de sueño, descuida actividades importantes del día a día, surge
irritación cuando uno no se puede conectar o esa persona se aísla del mundo
real, no rinde en sus estudios y sólo se relaciona por el mundo cibernético.
Fuente: La Vanguardia